lunes, 6 de octubre de 2014

Llega el momento donde los signos comienzan a ser visibles, donde las pequeñas cosas comienzan a anticipar lo que, con inminencia, pronto será una realidad. Una suerte de polvorín sobre el que estamos danzando es una buena descripción del ambiente. Siempre lo mismo, acontece la fecha y con ella estas cosas. Me duele la cabeza. Y pensar que una vez... No, mejor que no piense, me dolerá más la cabeza. ¿Blanco o negro? Esa parece ser la pregunta, peor aún, la respuesta debe ser una de esas dos palabras, sin intermedios, sin matices. Cada uno muestra su extremismo, más o menos consciente, y reniegan del fanatismo del otro pero sin ser capaces de observar el suyo propio.
Hubiera sido fácil si pudiera elegir entre una de la dos posturas, pero soy incapaz de hacerlo. Quizás es debilidad, tal vez es que soy demasiado tibia, entonces te hacen sentir fuera de lugar, al medio de una guerra que no querés ni presenciar, porque te parece ridícula e innecesaria. Para unos y otros, los que están bien son los que alaban y proclaman toda cosa que hacen. ¿Soy yo la está mal?¿Será acaso que no me importa la suficiente? No le puedo dar la razón completamente a nadie, soy incapaz de descartar las ideas de unos en su totalidad. Unos dicen que tiro mucho para el blanco, otros, lo suficiente para el negro. Siempre es lo mismo, ellos se matan, pero los que andamos con el nudo esperando que todo termine somos nosotros.

Tiembla el piso, y sé que ya no hay escapatoria.

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