lunes, 4 de febrero de 2019
Hoy es la primera vez que vengo acá y que no estoy sola. Hoy, ya tengo un hombre en el que llorar, aunque ahora no pueda hacerlo. Hoy, a pesar de todo, sigo viniendo acá, porque siempre es bueno recordar que antes ya me sentí perdida y entender, que a pesar de no estar sola, hay batallas que le corresponden a uno. Recordar que el mundo no es siempre justo, pero que hay que tener fe, porque las cosas tarde o temprano mejoran, o no, pero al menos terminan. Me encantaría encontrar un poco de esperanza en este mundo, me encantaría ver esa pequeña chispa a mi alrededor o poder ser la chispa para otros.
domingo, 10 de septiembre de 2017
Dos al hilo, no? Y la sensación de estar perdida va en aumento. Todo me
supera y es sentir que tengo todo tan claro, pero que justamente está
todo fuera de control. Vivo despidiéndome de gente, generando lazos que en poco tiempo tengo que mantener, a la distancia, y que me duele pensar que no sean lo suficientemente fuertes. No soy capaz de ver mi propio futuro, no me proyecto. En realidad, sí, lo hago, pero me veo en este ritmo loco, sin nada ni nadie fijo y me asusta, me da miedo. Me asusta no ser capaz de ser buena en lo que quiero hacer y quedarme sin nada. Me asusta pensar que todo sea una mentira que me obligo a creer, que el no querer asentarme acá, el querer dejar todo sea algo que no pueda manejar. Es un salto al vacío, un vacío constante con el que convivir. Y vuelven las tristes melodías y las gotas que se arrastran al otro lado del vidrio tampoco ayudan. Y es la soledad manifiesta en todas sus formas, la inestabilidad y la ansiedad. Una vez más, es aprender a caminar en medio de todo sin bastón, sin oídos que te escuchen, sin palabras que te consuelen.
sábado, 9 de septiembre de 2017
Últimamente siento el mundo patas para arriba. Todos están acosados por los problemas, agobiados, cabizbajos. La mayoría por problemas del corazón, otros por trabajo, por tener que tomar decisiones, pero todos tenemos en común que nos encontramos perdidos. Es chistoso escribir las palabras "encontrar" y "perder" una al lado de la otra, será que el perderse es el nuevo punto de encuentro en este mundo. Estás solo, en la basta no soledad de los perdidos. Y yo ya no sé cómo hacer para ayudar a nadie, me cuesta darme ánimos a mi misma, me siento sola, sin nadie que me aliente, pero entiendo que los demás ya tampoco tienen aliento, y no sé a donde escapar, ni cómo volver. Estoy buscando la estabilidad, la fortaleza, el camino correcto en medio de este caos, en medio de este gran laberinto que es el mundo, que cuando me detengo y lo contemplo me resulta siempre un poco más horroroso.
viernes, 1 de septiembre de 2017
A veces me gustaría que la vida fuera más fácil, más lineal. Yo siempre quedo prendida en el sube y baja, hasta que colapso, porque ya no puedo más, porque no puede ser peor, pero todo puede aún ponerse un poco más turbio y duele. Duele la soledad, darte cuenta que en realidad nadie entiende la complejidad de las cosas. Se lo decís a pocos y esos pocos no dimensionan. No querés estar sola, pero tampoco podés pedir ayuda, porque repetir la historia hasta que alguien se digne a aparecer duele mucho más que aguantar. Y te quebrás por dentro. El alma se desmorona y con ella toda tu fortaleza. Estás perdida, no sabés hacia dónde, ni por qué, ni cómo. Hay tanto ruido que ni escucharte a vos misma podés. Te acostumbrás a no poder dormir, a andar con los ojos hinchados, a dar vuelta la almohada porque no queda centímetro cuadrado que no esté empapado de lágrimas. Soñás con que mañana será un mejor día, y parcialmente lo es, pero siempre ocurre algo que no te deja disfrutar los pequeños logros. ¿Qué está pasando?¿Por qué no puede ser todo un poquito más sencillo?
domingo, 25 de junio de 2017
Tuve que llorar. Lloré por todas las historias que no serán las mías. Por las veces en las que perdí el camino, como ahora y todo lo que quedó es simplemente vacío. Lloré porque intentar ser fuerte todo el tiempo duele, y a veces te derrumba. Lloré porque no siempre todos los sueños se cumplen, por más fuerte que se desee. Porque a veces la única forma de lograr llorar es con historias ajenas. Lloré porque perdí un poco la fe en la humanidad, porque me siento en el lugar equivocado. Por las cosas que no sé manejar y por los pequeños fracasos. Por no tener ganas o energía y no poder poner la cabeza donde debo ponerla. Lloré porque la música ya no me dice nada, porque nada refleja lo que siento, o si lo hace, pero no quiero sentirme tan vacía. Lloré porque esto no se lo contaré a nadie, una vez más. Porque las penas se pelean sola, porque nadie puede ayudarme. O sí, pero decido no pedir ayuda. Y algún día dejaré de llorar, porque todo mejorará, o no, pero dejaré de llorar.
jueves, 1 de junio de 2017
Es gracioso, siempre vengo cuando algo duele. Los últimos meses fueron fabulosos, de esos en los que todos los días volvés feliz, agradeciendo cada instante de tu día, cada pequeña cosa que te pasó. Desde hace un mes estoy perdida. Muchos cambios, cosas a las que estabas acostumbrado y con las que ahora ya no podés vivir. Tu mente divaga, siempre está en cualquier lugar, menos en el aquí y ahora. Estás rodeada de gente hermosa, que está feliz de volverte a ver luego de una larga ausencia, pero vos no estás acá, vos no volviste, o sí, pero estás como ausente. En realidad estás más presente y conciente que nunca, y eso duele. La realidad duele. Duele mirar y ver segundo a segundo todo complicarse, oscurecerse. En cada instante a todo de lo que te vas a aferrar le salen espinas. Y es acá y es allá, es cerca y es lejos, en todos lados. Ya no pertenecés a ningún lugar, y pertenecés un poco a todos. Estar de vuelta sin estar de vuelta duele. ¿Dónde estoy?¿A dónde me quedé? Los sentidos están ausentes. No ves, no percibís y no podés poner tu mente acá, donde está tu cuerpo. Y te estancás, flotás en el tiempo, avanzando hacia el futuro, pero sin elegir dirección y perdiendo de vista el objetivo. Una vez más necesito encontrarme, necesito aprender a manejar este dolor, esta angustia que genera lo que no se puede cambiar, lo que tenés que llamar "realidad". Por más que no te guste, por más que parezca injusta.
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